martes, 24 de noviembre de 2009

Vestíbulo


Como un reportero de lo imposible, de lo inalcanzable, periodista dinámico, vivaz y puntilloso, forjado en la vieja escuela del quehacer reporteril, con un amplio bagaje literario; honesto y curioso, sonriente y dicharachero, así recordaron al colega y amigo chiapaneco Jorge Luis Espinosa, en la presentación de su libro En memoria del fuego, que en homenaje se realizó la noche de este jueves en la librería Rosario Castellanos, del Centro Cultural Bella Época.
Seis colegas y editores se reunieron para hablar con afecto y reconocimiento del trabajo y la trayectoria periodística de Espinosa, quien se inició en el diario unomásuno, a finales de los años 70 y principios de los 80, donde forjó, como a él mismo le gustó decir, en el horno de todos los días, sus primeros fuegos, sus primeros trabajos periodísticos con firme vocación: la pasión por la literatura que tanto amó y a la que dedicó más de dos décadas. (Carlos Paul, La Jornada, sábado 21 de noviembre de 2009, p. 6.)

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